Un palacio que quedó en ruinas. La muerte de Arturo Beltrán Leyva fue
considerada por el expresidente de la República Mexicana, Felipe
Calderón Hinojosa como un golpe contundente contra el narcotráfico.
VENDIÓ CARA LA DERROTA
16 de diciembre del 2009. El cadáver del “Jefe de Jefes” terminó tendido
en la puerta de entrada del departamento 201, del edificio Elbus, donde
se suscitó un batalla que no dio tregua. El cuerpo presentaba cientos
de impactos de bala. “El Barbas” había caído.
Varias horas de un combate sin cuartel. La tarde y noche del miércoles
16 de diciembre, el fraccionamiento Altitud ubicado en una zona
residencial de Cuernavaca, Morelos se convirtió en el escenario de una
batalla entre sicarios y elementos de fuerzas especiales de la
Secretaría de Marina.
OBJETIVO FIJO.
Fueron los marinos, quienes se encargaron de terminar a sangre y fuego
una tarea de persecución hecha en colaboración con la DEA.
La revista Proceso, informó que una de las cinco personas detenidas
durante el operativo en el fraccionamiento Altitude declaró que el capo
ya había sido informado de algunos movimientos extraños a las afueras de
su lujoso departamento, pero “confió en que su gente tenía todo
controlado y que nada ocurriría”.
La escena de la caída de uno de los capos más buscados fue difundida por
medios de comunicación donde se destacó que en los bolsillo de Beltrán
Leyva se encontraron estampas religiosas, escapularios chinos y bolsas
de santería dentro de su pantalón.
UN ROSARIO EN SU CUELLO.
Al final del enfrentamiento se pudo apreciar que sobre la mesa del
comedor había un álbum fotográfico, dos charolas con fruta y un bolso de
mujer. Sobre los sillones de la sala había una bolsa de plástico con
cartuchos para cuerno de chivo, un collar de santería, tres rifles de
asalto y dos pistolas.
En la recámara principal quedaron juguetes, una biblia, un libro,
imágenes religiosas y un rosario; sobre la cama, una colcha con una
enorme mancha de sangre. En el armario quedaron colgados camisas y
pantalones de la marca Hugo Boss y unas botas de piel de cocodrilo.
Una decena de granadas y cientos de disparos de fuego dejaron el
interior del departamento completamente desecho. Los cuerpos de dos de
los guardaespaldas del “Jefe de Jefes” quedaron tendidos en la sala, uno
en la recámara y el cuerpo de un joven quedó inerte en el patio de la
parte inferior del edificio tras lanzarse de una ventana. Un escapulario
rodeaba su cuello.
Arturo Beltrán Leyva luchó. El Barbas abrió la puerta de su departamento
y enfrentó a tiros a los marinos con la intención de abrirse paso para
huir por el elevador del edificio; sin embargo, cayó abatido por los
oficiales que subían por las escaleras.
Pudieron salir con vida, entregarse a las autoridades pero ellos
decidieron morir así. La derrota se vendió cara el 16 de diciembre del
2009.
En total cinco sicarios y su jefe murieron en el condominio Altitude,
que se localiza en la colonia Vista Hermosa, una de las zonas donde
habitan las familias de alta capacidad económica en la capital
morelense.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario